Aunque a primera vista la muralla de Lugo es menos espectacular que otras fortificaciones de este tipo, como la de Ávila, la gallega ofrece una oportunidad exclusiva en el mundo, recorrerla entera siguiendo el antiguo camino de ronda que utilizaban los centinelas ya que es la única construida durante el Imperio Romano que conserva íntegro su perímetro.
Además, recorrer a pie sus más de dos kilómetros de perímetro permite observar todo el casco antiguo de Lugo desde una inmejorable posición elevada y hacer varios altos en el camino para visitar otros lugares de interés de la ciudad, como la Plaza Mayor o la Catedral, y degustar las sabrosas y variadas tapas que ofrecen sus numerosos bares, gratuitas con las consumiciones.
De las diez puertas con las que cuenta la muralla de Lugo, cinco de época romana y otras cinco abiertas entre los siglos XIX y XX, la más transitada es la puerta del Obispo Aguirre. Cruzándola y girando por la primera calle a la izquierda se llega a la plaza Pío XII, donde se encuentra la Catedral y frente a su fachada principal la rampa de la Puerta de Santiago, el único acceso apto para personas con movilidad reducida. Además, existen escaleras en otros seis puntos, a la altura de las puertas Miñá o del Carmen, Nueva, Falsa y de la Estación, y de las plazas del Cantiño y de Campo Castelo.
La muralla de Lugo rodea una zona de algo más de 34 hectáreas y conserva 71 cubos o torres de las 85 originales, aunque sin la parte superior. Tiene forma de rectángulo con los ángulos redondeados y está construida con un mortero elaborado con tierra, piedras sueltas y guijarros, cementado con agua y reforzado en algunas zonas con lajas de pizarra y bloques de granito. En su construcción se siguieron las directrices establecidas por el ingeniero romano Vitrubio para este tipo de fortificaciones.
A muy pocos metros se encuentra la Catedral de Santa María, de planta románica con elementos barrocos como la nave central de gran altura y de arcos ligeramente apuntados. Tiene planta de cruz latina con tres naves, crucero y girola con cinco capillas absidales, y de su interior tienen especial importancia las capillas de San Froilán y de la Virgen de los Ojos Grandes.
La mejor forma de finalizar este recorrido por Lugo es disfrutar de las tapas que ofrecen sus bares, en especial de los situados en el entorno de la rúa Nova y la plaza do Campo, un entramado de calles de traza medieval que se llena de gente a las horas de las comidas. Aunque hay gran variedad de pinchos, no pueden faltar las dos grandes especialidades gallegas, el pulpo á feira y el lacón con grelos.
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